Metales refractarios en el automovilismo de competición
Entre la alta tecnología, la pesadez y la ligereza
En las carreras, y especialmente en la Fórmula 1, se requieren conocimientos sofisticados para utilizar pesos que den al vehículo el "empuje" adecuado, controlen correctamente la maniobrabilidad y fijen el centro de gravedad de forma idónea. Los metales refractarios se encuentran entre los materiales de alta tecnología en la competición automovilística. Como los coches son cada vez más ligeros, pero no se deben rebajar los pesos mínimos prescritos en las carreras, el lastre adicional puede instalarse en forma de placas de tungsteno. Es una cuestión de equilibrio, tanto en el exterior de la carrocería como en el interior de los motores, que deben demostrar una resistencia al calor muy particular. Los metales refractarios permiten fabricar piezas que deben soportar altas temperaturas y que, al mismo tiempo, son pesadas y resistentes. Sus propiedades especiales hacen del tungsteno un componente indispensable en la industria del automóvil.
Utilización de metales refractarios en el automovilismo de competición
En definitiva, los metales refractarios ofrecen muchas ventajas en las carreras automovilísticas porque pueden soportar temperaturas o tensiones mecánicas muy elevadas y, por tanto, son idóneos para la fabricación de componentes como discos de freno y sistemas de escape. Otra ventaja es que los metales refractarios tienen una gran resistencia a la corrosión y pueden utilizarse durante mucho tiempo sin corrosión y, por tanto, sin pérdida de rendimiento.